Se acabaron la angustia y la ansiedad, esas 2 sensaciones que consumieron en las 2 ultimas semanas al pueblo futbolero argentino, han quedado atras dando lugar primero a la euforia tras el gol de Bolatti, y luego a la tranquilidad al haber conseguido la clasificación al mundial.
El partido con Uruguay ya desde los papeles se suponía bastante chivo, y no resultó de otra manera. Ni bien empezó el encuentro, en una de las primeras jugadas, la selección tuvo un sobresalto en ese despeje apurado que realizó Sergio Romero y que casi termina en gol "de pavota" tras rebotar en las piernas de Jorge Rodríguez. En esa jugada, no se entiende la ubicacion de los defensores argentinos, que insolitamente dejaron todo el campo descubierto desde la mitad de la cancha, permitiendo el acceso sin marca de los delanteros uruguayos.
Con el correr de los minutos, el partido se fue equilibrando sin que ninguno de los equipos arriesgue demasiado, atentos quizas al resultado parcial que se estaba dando en Chile entre esa selección y Ecuador, que dejaba a Argentina clasificada y a Uruguay en el repechaje.
El primer tiempo se consumió sin mayores sobresaltos, con la defensa Argentina afirmandose a partir de un buen trabajo de Heinze y el flaco Schiavi. En el medio Verón comenzaba a pedir mas la pelota y distribuirla con criterio, y arriba Messi otra vez desaparecido e intrascendente cuando la tocaba, con Di María e Higuaín luchando mas que jugando.
El segundo tiempo arrancó sin cambios en ninguno de los dos equipos, y en Argentina la gente ya empezaba a pedir a Palermo. A los pocos minutos se conoció la noticia del gol de Chile, que trajo tranquilidad, no solo para los argentinos sino también para los uruguayos (los hinchas en las tribunas lo festejaron mas que un gol uruguayo).
Verón definitivamente se puso el equipo al hombro y las pidió todas, repartiendo con toques cortos y asegurando la posesión del balón del lado argentino, para minimizar las posibilidades de ataque de Uruguay. Empezó a gravitar también la participación de Jonas Gutierrez, que los corrió a todos y desbarató muchos intentos de llegadas rivales. También su participación en el ataque argentino dió buenos resultados. A los 38 minutos del segundo tiempo, tras disputar una pelota con Cáceres y ganarle la posición, obligó al jugador uruguayo a cometerle falta para que no ingrese solo al área, lo que motivó la segunda tarjeta amarilla y expulsión.
De ese tiro libre nacería el gol de Argentina, Messi tocó al medio para Verón, que pateó al arco desde afuera del areá, y tras un rebote la pelota le quedó servida a Bolatti (que minutos antes había ingresado por Higuaín), para que la empuje con un toque suave al costado del palo.
A partir de ahi, Argentina practicamente monopolizó la pelota hasta el final. No fue necesario el ingreso de San Palermo.
Clasificación, palo y a la bolsa. Abrazo y llanto final entre Bilardo y Maradona.
Sudáfrica, NO...TE TENEMOS...MIEDO!!... allá vamos!
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